miércoles, 5 de mayo de 2010

La vida en el Facebook.

De repente me encontré cuidando una granja virtual en Facebook. Sembrando strawerries, calabazas, berenjenas, que jamás voy a tener. Recibiendo regalos de mis vecinos de la Farmville -así se llama el juego-, que también cuidan de mi granja cuando yo no estoy.
Vecinos que, algunos son amigos que veo a diario, fuera de la pantalla, otros que hace mucho no tengo contacto pero que la red puso en mi camino nuevamente. Y recordé con una sonrisa en el rostro, una frase que escuché en Cual es?, programa de radio emitido por la Rock and Pop y conducido por Mario Pergolini, que decía: "Que Facebook no una lo que la vida separó." Vuelvo a sonreír por la ironía que me parece exacta.. Y por supuesto reflexiono sobre las redes sociales. Sobre esas personas del pasado que aparecen en la página de inicio y que ni siquiera saludo, pero que opinan si les gusta algún video o alguna nota que publico. Todo de manera muy personal pero impersonal al mismo tiempo. Impersonal y anónimo a pesar de tener nombre y apellido y fotos.
Y pienso en ese anonimato que te permite la red. Pienso en millones de personas entrando y viendo las vidas de otros, mirando fotos, leyendo comentarios, observando las listas de amigos, todo desde el anónimo. También desde la ficción (me-recuerdo levantando la cosecha de strawerries con un mouse,ja!)
Y vuelvo a pensar que en este mundo posmoderno la Imagen es el eje central de cualquier discurso. Hay un desborde de imágenes, llueven día a día miles de imágenes. Por citar un solo ejemplo, la constipación tiene la imagen de un yogurt y es femenina, porque solo aparecen mujeres constipadas en las publicidades y maridos e hijos con cara de preocupación por la constipación de mamá. Roza lo grotesco y bizarro, pero es imagen al fin.

Justamente hoy leí un artículo en la Revista Ñ del diario Clarín que hablaba sobre el 40º aniversario de Plaza Sésamo, y de cómo la niñez cambió a lo largo de los últimos 40 años. Muy interesante resultó darme cuenta de que por suerte mi niñez fue al aire libre, jugando infinitas manchas y escondidas alrededor de mi barrio. Algo que no sucede en esta época, y que pocos chicos conocen. Muchas plazas están cercadas en Buenos Aires. Ni hablar de la vida en los barrios cerrados y countries. La niñez se empobreció. Cada vez hay menos contacto con el cuerpo que transpira y vive al correr detras de una pelota, o al esconderse para que no lo encuentren. En cambio, hay más imagen, más juegos 3D, 4D, 5D.., más simuladores, si, SIMULADORES, desde cuándo hay que "simular" un partido de tenis, por qué no salir a jugarlo?.

Es triste la sociedad fóbica de lazos en la que vivo..

Como dice Andres Calamaro en su canción "Clonazepam y circo": "De que país estoy hablando, las neuronas van marchando..mucho traje de fajina pero sobra cocaína.."

ANONIMO.

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